El otoño es tiempo de cambios. Comienza un nuevo curso, nos apuntamos a clases para perfeccionar nuestro hobby, vamos al gimnasio tras el verano… Y nuestra experiencia nos dice que es el momento también para arrancar con un nuevo negocio o para redecorar nuestro local u oficina. Si este es tu caso, ¿te has planteado usar el vinilo al ácido?
¿Qué es el vinilo al ácido?
Se llama así porque el efecto que se consigue con él es el del cristal cuando se trata con ácido. Es, por lo tanto, un material traslúcido, que deja pasar la luz pero impide que se vea lo que hay al otro lado del cristal. Es decir, no solo es meramente decorativo. Y, claro está, es una solución especialmente pensada para los cristales y espejos.
Pero hay más: el vinilo al ácido permite exhibir el logotipo de nuestra empresa de una manera muy elegante, sin resultar excesivo. Mira la imagen superior, en la que colocamos vinilos de corte al ácido en un hotel de la cadena Tryp. Queda perfectamente a la vista la imagen corporativa, pero es tremendamente discreto a la vez.
Una solución para el sol
Si tu establecimiento tiene cristales que dan al exterior, los vinilos al ácido pueden ser una manera estupenda de resguardarte del exceso de sol y de calor. Y ya sabemos que las horas de sol y de calor, especialmente en el sur, son una constante también en invierno y que pueden llegar a incomodarnos en nuestro día a día. De paso, también ganas algo de intimidad sin que parezca que quieres ocultarte. Las persianas venecianas o las cortinas dan precisamente esa sensación, pero un vinilo al ácido está en ese preciso punto medio.
La solución más económica
El vinilo al ácido tiene, además, otra gran ventaja: es muy económico comparado con cualquier otra solución decorativa. Cortinas, persianas, estores…, son opciones que precisan de una inversión mayor.
Un toque floral para zonas comunes
En este edificio, en la zona acristalada que da al exterior, se optó por una decoración de cañas de bambú. Por una parte, es muy adecuado para el cristal, que al otro lado nos muestra vegetación real. Por otra, deja pasar la cantidad justa de luz, de manera que el cristal no hace en las horas fuertes de sol ese desagradable efecto horno.
Para los cristales de las puertas de paso
A menudo, las puertas de paso en hogares, locales comerciales, oficinas…, pueden llevar un cristal. Este, por una parte, puede dejar a la vista zonas que no deseamos que lo estén. Una solución pasa por cambiar las puertas, pero un vinilo al ácido elimina ese exceso de visibilidad y deja pasar la luz justa.
En cristales de separación entre el trabajador y el público
En taquillas de cine o en ventanillas del banco o en esta de la DGT, cuyos vinilos pusimos nosotros, podemos tener ese mismo problema: un cristal transparente muestra demasiado, pero no podemos poner una barrera opaca. En primer lugar, porque psicológicamente es muy disuasoria, pero además, porque queremos poder comunicarnos con la gente al otro lado. La cuestión es que mientras un compañero está atendiendo a un cliente el resto de los trabajadores tienen que poder continuar con su labor sin sentirse observados.
Para dividir oficinas
En el mismo sentido, puedes usar el vinilo al ácido para adherirlo en cristales que hagan las veces de separador de ambientes. Hay, por ejemplo, oficinas que, en lugar de estar en habitaciones distintas, comparten un mismo espacio. Imagina un espacio de coworking. Pues bien, esos vinilos sobre los cristales ofrecen el grado preciso de separación para que cada trabajador pueda concentrarse aunque no esté en un despacho individual.
Tenemos mil soluciones para ti. ¿Nos preguntas? Estaremos encantados de atenderte.